miércoles, 2 de noviembre de 2011

Arte abstracto - Arquitectura.


Como la pintura es una consecuencia abstracta de la escultura y la escultura es una consecuencia abstracta de la arquitectura, así la arquitectura ha sido una consecuencia abstracta de los elementos vegetales de la naturaleza originada de la evolución de necesidades intrínsecas a la vida humana primitiva. Fueron los pintores los primeros en librarse de la imitación y de los conceptos tradicionales y preconcebidos de la forma. El cubismo y el futurismo, así como las obras de pintores dedicados a la escultura como Picasso o Matisse llevaron a la escultura moderna a una creciente libertad frente al objeto, abandonando la austeridad de lo imitativo hasta las más extremadas consecuencias. Las nociones de masa, volumen, peso, estabilidad, son abolidas en favor de texturas transparentes, vaciadas y de planos curvos, replegados que rompen o detienen la luz; en su intento por expresar, con lógica severa, el ritmo continuo del universo. 

Sería unos años mas tarde con el constructivismo ruso, con la necesidad de monumentalidad, cuando se empiezan a borrar las fronteras entre la escultura abstracta y la arquitectura propiamente dicha; la arquitectura no debe ser una realidad por sí sola, sino que debe integrarse en el espacio, debe recibirlo por todas partes, generándose una nueva expresión; sin memoria, asimétrica y abstracta.

Algunos síntomas recientes abonan la hipótesis de la existencia de un rebrote maduro de la abstracción en ámbitos minoritarios pero significativos de la cultura arquitectónica, tras la definitiva derrota de la figuración postmoderna que, sobre todo en los años ochenta, hizo verdaderos estragos, convirtiendo la tarea del proyecto en una especie de baile de disfraces esperpéntico e inconsistente. Una vez concluida aquella etapa, el panorama cultural parece ir recuperando un cierto equilibrio, e incluso se podría conjeturar, que la abstracción empieza a ser la tendencia dominante en la arquitectura actual.  

Hay corrientes que aseguran que nunca se podrá alcanzar una arquitectura abstracta, alejada de las normas dominantes en el humanismo, abandonando elementos racionales, sistemáticos y metódicos, expresando la esencia caótica y multidimensional del presente, con su heterogeneidad radical de referencias, con su superposición de fragmentos, con su dinamicidad. Ya que, tanto un pensamiento estrictamente cartesiano y racional, como una doctrina opuesta basada en la intuición esencial, son falsos. Todo pensamiento debe incluir la razón y la intuición como procesos básicos y complementarios.  Lo que si podemos estar seguros, es que cualquier arquitectura puede ser abstracta, dependiendo del ojo que la mire.  Lautriamont: “hermoso como el encuentro fortuito entre una máquina de escribir, un paraguas sobre una mesa de operaciones”;



House Attack.

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